Líquenes de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche

© Texto y Fotos de la Dra. Helena Chacón

Los pioneros del bosque

Menos es más es una de las máximas que llevan por bandera los líquenes, unos seres que nos muestran la sabiduría de millones de años de adaptación y equilibrio natural

Los líquenes constituyen toda una COBERTURA, una piel viva del bosque que solemos pasar por alto. Seres discretos pero esenciales, que purifican el aire, conservan el agua, protegen el suelo y nos recuerdan la profunda interdependencia entre todos los seres vivos. Seres que constituyen el enlace entre el mundo ABIÓTICO y el BIÓTICO

¿QUÉ SON LOS LÍQUENES?

Los líquenes no son plantas sino un hongo liquenizado, es decir, una alianza simbiótica entre un hongo (generalmente de los géneros Cladonia, Parmelia o Xanthoria) y un alga o cianobacteria (generalmente de los géneros Trebouxia, Trentepholia y Nostoc). La parte fúngica (micobionte) aporta estructura y protege de la desecación. La parte vegetal, el alga o cianobacteria (fotobionte) aporta alimento (carbohidratos) a este organismo con fisiología y ecología propias.

IDENTIFICACIÓN

Identificar el tipo de líquen requiere ciertos conocimientos previos y en algunos casos, no es posible salvo con el uso de un microscopio y pruebas químicas. Sin embargo, a veces, podemos reconocer especies fácilmente reconocibles o al menos identificar a grandes rasgos qué tipo de líquen es. Por ejemplo, dependiendo de si aparecen adheridos al sustrato se denominan crustáceos, si aparecen parcialmente adheridos con una forma de lámina u hoja más o menos plana, son conocidos como foliáceos y si están adheridos sólo en un punto y el resto del cuerpo cuelga son denominados fruticulosos.

¿DÓNDE ENCONTRAMOS LÍQUENES?

Los solemos encontrar en todo tipo de ambientes, desde rincones frescos y húmedos del bosque, hasta zonas polares y desiertas. Incluso algunas especies se encuentran en el entorno urbano aunque otras no soportan la contaminación. Estudios recientes indican que pueden pasar varios días en el espacio exterior sin sufrir daño…

Aparecen en troncos, rocas o suelos sombríos siendo los primeros en aparecer cuando no hay suelo, considerándose unos auténticos pioneros de la vida terrestre y guardianes silenciosos de la biodiversidad.

CUALIDADES FUNDAMENTALES

Su gran aportación al ecosistema es que son los primeros, junto a los elementos atmosféricos (lluvia, temperatura, etc.) en formar suelo ya que descomponen la roca lentamente. Sin su presencia, otras pequeñas plantas, no tendrían suelo suficiente en el que enraizarse y del cual nutrirse. Además, evitan la erosión y favorecen la permeabilidad.

Son excelentes bioindicadores. Dependiendo de la especie, podemos reconocer los niveles de contaminación atmosférica, el nitrógeno en el suelo, el pH, el tipo de roca o incluso la edad del bosque ya que algunos sólo aparecen en bosques «maduros».

Sirven de cobijo para animales pequeños como insectos o ácaros así como alimento de hongos (parásitos) y animales como los renos, ardillas o ratones. Los pájaros los utilizan para sus nidos y algunos animales como escarabajos o mariposas se camuflan gracias a ellos.

Aunque no lo suficientemente valorados, algunos líquenes son comestibles para los seres humanos y han sido usados como alimento / medicinas en épocas de hambrunas. La etnoliquenología retoma este saber ancestral.

Y por último, pero no menos importante, los líquenes aportan un valor paisajístico esencial en el medio natural. Aunque no seamos conscientes de ello, gran parte de la belleza de un bosque o de un paisaje con rocas está coloreada por la presencia de estos seres.